El Máster en Teleinformática, Mitchell Vásquez, docente de la Universidad Agraria del Ecuador, expuso cómo la tecnología constituye un eje fundamental para impulsar la sostenibilidad en sectores productivos, ambientales y sociales. En un escenario marcado por el cambio climático, la presión sobre los recursos naturales y la necesidad de modelos económicos más responsables, la innovación tecnológica se convierte en un catalizador de soluciones que optimizan procesos, reducen impactos y generan valor social.
Tecnología como motor de cambio sostenible
Durante su intervención, Vásquez explicó que la tecnología cumple tres funciones esenciales: monitorear, optimizar y facilitar decisiones informadas. En el ámbito agrícola, los sensores permiten medir la humedad del suelo y gestionar el riego con mayor eficiencia. En el campo ambiental, el uso de drones y satélites hace posible un seguimiento detallado de procesos como la deforestación o la calidad del agua. En lo social, las plataformas digitales han democratizado el acceso a la educación y a la salud en zonas alejadas.
Más que una herramienta de apoyo, la tecnología se presenta como un motor que transforma prácticas tradicionales en procesos sostenibles y de mayor precisión, con beneficios directos en productividad y conservación ambiental.
Áreas tecnológicas con mayor proyección en Ecuador
El docente identificó tres campos de gran potencial para el desarrollo sostenible en el país: Internet de las Cosas (IoT), Ciencia de Datos e Inteligencia Artificial (IA).
· IoT: Permite monitorear en tiempo real variables ambientales como temperatura, humedad y radiación solar. Su aplicación es especialmente relevante para cultivos estratégicos como el banano, el cacao y el café.
· Ciencia de Datos: Facilita el análisis de grandes volúmenes de información, lo que permite a los agricultores identificar patrones, predecir rendimientos y optimizar el uso de agua y fertilizantes.
· IA: Aporta modelos predictivos para anticipar plagas, gestionar riesgos climáticos, mejorar cadenas de suministro y clasificar cosechas a través de visión por computadora.
Optimización de recursos y modelos sostenibles
Un eje central de la exposición fue la gestión eficiente de recursos naturales como agua y suelo. Vásquez destacó que mediante el análisis de datos se puede calcular la cantidad exacta de agua que un cultivo necesita en cada fase de su desarrollo, evitando riegos excesivos. De igual manera, el monitoreo de nutrientes en el suelo posibilita prácticas de fertilización de precisión, reduciendo contaminación y costos, al tiempo que se preserva la salud del ecosistema.
Para alcanzar este objetivo, es fundamental recopilar información diversa, que incluye:
· Datos ambientales (temperatura, humedad, pluviosidad, radiación solar, velocidad del viento).
· Datos de suelo (pH, niveles de nutrientes, tipo de suelo).
· Datos de cultivos (fases de crecimiento, rendimiento, estado sanitario).
· Datos de gestión (uso de agua, fertilizantes y agroquímicos)
La agricultura de precisión, impulsada por IoT y análisis de datos, permite a los agricultores basar sus decisiones en información real y confiable. Esto se traduce en beneficios tangibles para pequeños y medianos productores, como la optimización de recursos, el aumento de la productividad, la reducción de riesgos frente a plagas o fenómenos climáticos y la sostenibilidad a largo plazo de los suelos y cultivos.
Inteligencia Artificial y sostenibilidad ambiental
La Inteligencia Artificial también juega un papel estratégico en la sostenibilidad. Sus aplicaciones abarcan la detección temprana de plagas y enfermedades mediante drones con visión computacional, la predicción de brotes con base en datos climáticos y la clasificación de frutos durante la cosecha para mejorar la eficiencia productiva.
Además, la IA contribuye a la gestión de riesgos ambientales, anticipando sequías, deforestación o pérdida de biodiversidad a partir de patrones identificados en datos históricos y en tiempo real. Esta capacidad predictiva abre la puerta a respuestas rápidas y efectivas frente a fenómenos que amenazan la estabilidad de los ecosistemas.
Relevancia para la formación académica
Hacia el cierre de su intervención, Vásquez resaltó la necesidad de que los estudiantes de Ciencias de la Computación comprendan que la tecnología no debe ser vista como un fin en sí mismo, sino como un medio para afrontar los desafíos más urgentes de la sociedad.
La vinculación entre la formación académica y la sostenibilidad abre la posibilidad de desarrollar proyectos innovadores, éticos y con impacto social en ámbitos como la seguridad alimentaria, la gestión de recursos hídricos o la adaptación al cambio climático. Con esta perspectiva, los futuros profesionales estarán mejor preparados para diseñar soluciones que respondan a las necesidades locales y globales.
Finalmente, proyectó que la fusión entre tecnología y sostenibilidad permitirá a Ecuador avanzar hacia un modelo de desarrollo basado en agricultura inteligente, monitoreo de biodiversidad, gestión eficiente del agua y ciudades sostenibles. Estas iniciativas podrían posicionar al país como referente en la aplicación de tecnologías limpias y competitivas, fortaleciendo tanto la economía como el compromiso ambiental.